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Víctor Suárez
Leonora Araujo Pino (Lea, nombre artístico) estudió Comunicación Social en la UCAB, durante años hizo periodismo audiovisual en su Caracas. Migró a Ciudad de México. Estudió Escultura, Pintura e Historia del Arte en la UNAM, se empapó de las maneras en que esa ciudad maravillosa convive con el arte plástico y practicó en talleres de artistas excepcionales. Llegó a España en septiembre de 2017.
– Lo que hasta algún momento había sido sólo mi escape, mi distracción de vida, se convirtió en una nueva profesión. Ahora soy artista. Artista plástica o, si no, artista visual, como se dice en estos tiempos, dice a Recuento.
Forma parte de un colectivo compuesto por 55 artistas que desde hoy 20 de marzo (hasta el 20 de junio) presentan sus obras en la Feria Digital de Arte, organizada en Madrid por 1819 art gallery Montmartre.
Es su primera exposición en España. Antes había participado en una colectiva en Ciudad de México. Su primera individual ocurrió en São Paulo, Brasil.
Las diez obras que presenta en Madrid tienen 2024 como fecha de realización.
“En su conjunto, esta colección nos invita a contemplar la complejidad de la experiencia humana. Cada pieza es un testimonio de nuestra fragilidad y fortaleza, nuestras luchas y triunfos, nuestros miedos y aspiraciones. A través de la maestría técnica y la profundidad emocional, estas esculturas trascienden lo meramente decorativo para convertirse en poderosos catalizadores de reflexión y conexión”, mantiene Antonio Sánchez. director y curador de 1819 art gallery en el catálogo de la Feria Digital.
(Catálogo de la exposición en https://1819.es/wp-content/uploads/2025/03/COLECCIONISTAS.-CATALOGO-MONTMARTTRE_1.pdf)
– ¿Has dejado de ser periodista?
-Soy artista, sí; pero nunca dejé de ser periodista. Nunca ha dejado de importarme la comunicación como herramienta fundamental del ser y el hacer humanos. De hecho, asumo cada obra que hago como un vehículo de comunicación de ideas; sobre todo de preguntas, de cuestionamientos, que no de certezas.
Leonora Araujo Pino es miembro de Venezuelan Press. Y como tal, ha renovado su membresía anual.
– ¿Te consideras una artista venezolana?
-Soy artista, sí. Soy venezolana, también. Pero ¿es mi arte venezolano? No lo sé. Creo que no, especialmente. Hay arte que representa de manera obvia culturas, paisajes, costumbres de lugares determinados del planeta. Hay otro arte que no, y, sin embargo, no es que esté divorciado de su contexto; es, sencillamente, que intenta representar sobre todo emociones, que suelen ser más íntimas y, a la vez, más universales, menos territoriales.
– Cómo ha ido variando tu inmersión creativa?
– Estudiando y aprendiendo de arte pictórico, teoría y práctica, me introduje en el mundo del cuerpo humano. Dibujé, pinté y esculpí muchas figuras de mujer. Mis primeras piezas que salen a la luz son eso: cuerpos femeninos. Pero en mi representación de esos cuerpos había una intención obvia, por el enfoque, las partes del cuerpo que resaltaba, los volúmenes; yo estaba hablando siempre de procesos de crecimiento, de encuentro con el yo, de incertidumbre, de fracasos y reintentos. Con el tiempo y variaciones en mi vida, comencé también a hablar de la familia, la solidaridad, la paciencia, y muchas otras fortalezas que me ha tocado construir en el camino, forman parte de mi obra.
– ¿Cómo te influye el mundo exterior?
-Otros temas presentes en mi trabajo han sido el caos, las divisiones, la intolerancia. También, crímenes, muertes sin sentido, injusticias, enfrentamientos. Todos ellos, generalmente, provocados por noticias o conversaciones sobre mi país. Lo lejos físicamente y lo cerca emocionalmente que estoy de esos acontecimientos, me hace reaccionar: pintar, esculpir, gritar a través de mi trabajo. Pero también en otros lugares pasan cosas tan o más terribles, y en ellas mis piezas encuentran ecos profundos. Entonces, yo podría estar contando unos lugares y otras personas podían leer sus circunstancias en mis piezas. No sé si nos pasa a todos los artistas, pero yo, una vez que echo mi cuento y quedo satisfecha con el resultado plástico, entiendo que la obra está lista. En ese momento renuncio a limitar su contenido y agradezco las nuevas y variadas interpretaciones que le hablan al espectador.